
En el metro, frente al televisor, en el comedor, en tu cama… no hay un momento en el que no echas un vistazo a tus SMS, correos electrónicos, notificaciones de Facebook. También es difícil no consultar Google sin detenerse, para comprobar algo.
Si haces todo esto, entonces sí eres un adicto a la Web. La tecnología digital ha cambiado por completo nuestra relación con el tiempo y la información – con un móvil, «llevamos en la mano todo el conocimiento y toda la información deseable«, permanentemente, según lo explica Michel Serres, profesor de la Universidad de Stanford. Bombardeados con notificaciones con nuestro smartphone en la mano (que sustituyó los libros), soportamos menos al aburrimiento, y siempre con miedo de perder alguna información.
«Estamos sujetos a la tiranía de la inmediatez: nos sentimos cada vez más obligados a hacer una serie de cosas, revisar nuestro correo… nos hace falta«, confirma el filósofo francés Bernard Stiegler. ¿Trata de desconectar? Imposible, «porque tu entorno social es totalmente penetrado por esto, por lo que puedes ser excluido si no lo haces«.
¿Cada vez más impacientes… e idiotas?
Podría ser el momento para ti, sin embargo, si no has cuestionado tu uso de la tecnología digital. En «The Glass Cage«, el escritor Nicholas Carr explica cómo nuestra adicción a la Web ubicua tiende a transformar nuestra función cerebral, haciéndonos más impaciente e «idiotas«.
Las máquinas lo hacen todo por nosotros. No hay necesidad de pensar: Google responde a nuestras preguntas, el GPS nos guía, pronto los coches se conducirán solos. Hasta hacernos perder un día ciertas capacidades – un ser humano ya no sabrá pilotar un avión de tanto utilizar el piloto automático. ¿Un día, vamos a saber buscar la información, localizarnos en la calle… o incluso leer un libro? «Cuanto más usamos la Web, más tenemos que luchar para mantenerse enfocados en largas páginas de la escritura«, escribe Nicholas Carr.
En «What should we be worry about?«, el escritor se preocupa por el impacto de la tecnología digital en nuestra relación con el tiempo. Este cita un estudio, realizado hace ya 10 años, que señaló que una «gran parte de los usuarios de Internet abandonan sus compras en línea si la página tarda más de 4 segundos en cargarse«. Según él, esta impaciencia «seguirá aumentando», puesto que el flujo de la información siempre transcurre más rápido.
«El fenómeno se amplifica por el ruido constante de mensajes de texto y redes sociales. Y ya que continuarán acelerándose, vamos a ser cada vez más impacientes «, señala el escritor. Hasta el punto de no ser capaces de «vivir todo lo necesario que esperábamos, y que no proporciona una satisfacción inmediata«… con efectos adversos en diversos campos, tales como la producción artística, las acciones políticas y la investigación científica, ya que solo actuamos a corto plazo.
Otro efecto nocivo: el estrés, que cada día crece en nosotros. No se le puede vencer, incluso en vacaciones. Hasta el burn-out. El uso frenético de las redes sociales también nos estresa por las malas noticias con las que nos encontramos permanentemente.
«Desintoxicación digital» contra el uso racional
Por un momento nos gustaría desenchúfar, desconectar. Lo que algunos llaman la «Digital Detox» o desintoxicación digital. Una buena resolución, pero sin duda, no es fácil de aplicar. El periodista, Paul Miller, pudo prescindir de su móvil durante todo un año. Su experiencia le dejó con un sabor amargo en la boca. Al principio quería «salir de la Internet para ponerse en contacto con el mundo real«. Pero terminó renunciando. Sin Internet, en los primeros días ha aprovechado su tiempo libre para leer, estár con los amigos… Pero después de un tiempo terminó sintiéndose solo, porque hoy en día, en Internet es «donde están las personas».
En lugar de cortar todo, hay servicios para continuar utilizando nuestras herramientas digitales, reduciendo la cadencia. Por ejemplo, el iOS 10 permite fijar un período del día en el que el smartphone será puesto en modo «no molestar». Hay incluso una aplicación, Flipd, que bloquea el dispositivo durante un período determinado.
¿Un poco excesivo? ¿Y si la idea era solo de prestar atención a su consumo digital al decidir reducir el tiempo dedicado a consultar nuestro teléfono móvil? De hecho, la idea sería enfrentarse a sí mismo… y aprender a aburrirse. Tu mente sobrecalentada te lo agradecerá.